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febrero 24, 2023
Fuente: laSexta
Autor: Juan Scaliter
Publicado: Lunes, 20 febrero, 2023 12:30
RENTABILIZAR LA IA
Cada vez hay más creaciones que no solo tienen que ver con lo artístico, también
con lo industrial. ¿Quién se beneficia de ellas?
No sabemos cuándo, dónde ni quien llevó a cabo el primer invento, por curioso que
haya sido. Lo que sí sabemos es el lugar y la fecha exacta en la que se creó la
primera ley al respecto: el Estatuto de Patentes de Venecia de 1474.
Obviamente allí no se contemplaba que las maquinas podrían inventar algo, lo que
sea. Tampoco existía un apartado al respecto cuando se llevó a cabo la Convención
de París de 1883 para la Protección de la Propiedad Industrial, que sentó las bases
de los sistemas de patentes a nivel internacional.
Pero la realidad ha cambiado. En 2020, un algoritmo de aprendizaje automático
ayudó a un equipo de científicos del M.I.T. a desarrollar un potente antibiótico que
funciona contra muchos patógenos. La inteligencia artificial (IA) también se está
utilizando para ayudar en el desarrollo de vacunas, el diseño de fármacos, el
descubrimiento de nuevos materiales o en el desarrollo de tecnología espacial.
En más de 100 países se han presentado solicitudes de patentes que nombran un
sistema de IA como el inventor y si los tribunales deciden que las invenciones
hechas por IA no pueden patentarse, las implicaciones podrían ser enormes. Por
ejemplo, sería más sencillo invertir en una IA que en departamentos de investigación
básica. De acuerdo con Alexandra George, experta en leyes de la Universidad de
Nueva Gales del Sur (Australia), la clave sería que “en lugar de obligar a las viejas
leyes de patentes a adaptarse a la nueva tecnología, proponemos que los gobiernos
nacionales diseñen una ley de propiedad intelectual a medida que proteja las
invenciones generadas por IA”.
Y Alexandra George no está sola. En un reciente estudio publicado en ‘Science’, su
autor principal, Cason Schmit, señala “dado el impacto potencial de la IA en casi
todos los aspectos de la vida diaria, se necesita urgentemente una regulación que
garantice su uso apropiado y ético”.
Schmit propone un sistema que combine las licencias copyletf y los “trolls de
patentes”. Respecto a las primeras se trata de licencias que permiten a cualquier
persona usar libremente la propiedad protegida por derechos de autor, pero bajo
términos específicos. Por su parte, los trolls de patentes son, como su nombre
indica, quienes aplican la ley a rajatabla sin importar el valor de la propiedad o su
uso. Para Schmit esta combinación facilitaría el uso ético de la IA en lo relativo a
inventos: “la aplicación de las licencias de uso ético se asignaría a una entidad
central de confianza, que idealmente estaría dirigida por un grupo no gubernamental
designado por la comunidad de desarrolladores y usuarios de IA”.
Según el equipo de Schmit este sistema tiene la ventaja de que respeta los inventos
que puedan redundar en beneficios para la sociedad, haciendo que las patentes
sean más laxas, mientras protege la investigación básica que podría verse
perjudicada por la IA.
Finalmente, y como ejercicio de investigación, Schmit le pidió al popular chatbot
ChatGPT, cómo se debería llevar a cabo el uso ético de la IA. Pese a que ChatGPT
dio respuestas interesantes, “la IA pasó por alto las preguntas más difíciles, por
ejemplo cómo se deben implementar las leyes de propiedad intelectual”. Lo que
demuestra que estamos ante un campo en el que ninguno de los implicados, ni
humanos ni IA, saben qué hacer. Y es algo que ya ha ocurrido en el pasado,
cuando no se ha regulado el avance en energía atómica hasta años después o se
dejó de lado la creación de un cuerpo de leyes vinculado a internet, hasta que
también fue tarde. Para el equipo de Schmit estamos en el momento límite.